ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

Desenfoque.

 ¿Aún vive mi recuerdo en tu memoria? 

Tal vez no en tu memoria consciente, pero me atrevo a asegurar que sigo en tu memoria poética, soy escarcha en el alféizar de la ventana por la cual te asomas a buscarme, sin saber que estoy ahí contigo, en el vaho que forma tu aliento en la ventana con cada suspiro, en los escalofríos que recorren tu cuerpo al escuchar las aves cantar, en la reverberación que viaja hasta tu médula.

Que en las mañanas, cuando preparas tu café, el olor te transporta a los días en los que amanecíamos juntos en la cama, que en las tardes, tus manos acarician las páginas de los libros que tan ávidamente lees y recuerdas los roces que intercambiábamos, más suaves, menos fríos, eternos.

Y en las noches, me sueñas. Nuestros labios colapsan tan suaves como nubes, sin atrevernos a movernos un centímetro más, te miro a los ojos, retrato de la nostalgia, y tu cuerpo entero cosquillea al sentir mis labios resbalar por tu cuello besando tus constelaciones. Borras mis lágrimas pletóricas, sabor a mar, que inundan mi rostro. En sueños repetimos palabras dichas antes, fragmentos de memorias existentes, es como conocernos una vez más, enamorarnos una vez más.

Y cuando despiertas, has olvidado todo, te queda solo el regusto amargo de un recuerdo que no puedes enfocar, un sentimiento que no sabes definir, extrañeza, confusión, la sensación de estar incompleto pero sin saber que parte falta.

Es solo un instante, un efímero destello de sublime claridad, lo suficiente para seguir viviendo dentro de tu memoria poética. 

Y te confieso que, tu si vives en la mía.